BENDICIÓN DIARIA A LA SANTA MUERTE:
EL PODER DEL AMOR Y LA SÚPLICA CONSTANTE
Queridos devotos de la Santísima,
Esta oración contiene uno de los llamados más poderosos a nuestra Madrecita, una invocación que resuena en el corazón de cada devoto verdadero. Su poder reside en la repetición amorosa y desesperada, como un hijo que llama incansablemente a su madre.
SÚPLICA DE AMOR Y BENDICIÓN
Santísima Muerte, bendice mi día,
bendice mi suerte…
Que cada paso que doy sea tuyo,
que cada respiro te pertenezca.
Santísima Muerte, bendice mi día,
bendice mi suerte…
En la oscuridad de mi noche,
cuando el miedo me persigue,
cuando la soledad me abraza,
eres mi única esperanza.
Santísima Muerte, bendice mi día,
bendice mi suerte…
No me sueltes de tu mano,
no me apartes de tu lado,
que sin ti estoy perdido,
que sin ti no soy nada.
Santísima Muerte, bendice mi día,
bendice mi suerte…
Como hijo desesperado
que busca el abrazo materno,
como devoto enamorado
que anhela tu protección.
Santísima Muerte, bendice mi día,
bendice mi suerte…
Mis lágrimas son plegarias,
mi amor es mi ofrenda,
mi vida es tu regalo,
mi fe es inquebrantable.
Santísima Muerte, bendice mi día,
bendice mi suerte…
En cada amanecer te busco,
en cada anochecer te encuentro,
en cada respiro te llamo,
en cada latido te siento.
Santísima Muerte, bendice mi día,
bendice mi suerte…
Madre de mi devoción,
dueña de mi destino,
reina de mi existencia,
luz de mi camino.
Santísima Muerte, bendice mi día,
bendice mi suerte…
Mi corazón late tu nombre,
mi alma canta tu gloria,
mis labios rezan sin cesar:
Santísima Muerte, bendice mi día,
bendice mi suerte…
Porque eres mi todo,
mi principio y mi fin,
mi consuelo y mi fuerza,
mi amor y mi fe.
Santísima Muerte, bendice mi día,
bendice mi suerte…
Mi Niña Blanca adorada,
mi Flaquita venerada,
mi Madrecita sagrada,
escucha el llanto de tu hijo.
Santísima Muerte, bendice mi día,
bendice mi suerte,
hoy, mañana y siempre.
Así sea.
Esta oración, hermanos, es más que palabras: es un canto de amor, un grito del alma, una súplica del corazón. Cada repetición del estribillo sagrado aumenta su poder, profundiza nuestra conexión con la Santísima, y fortalece nuestro vínculo eterno con ella.