ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO A LA SANTA MUERTE:
EL ARTE SAGRADO DE LA GRATITUD
Queridos hermanos devotos de la Santísima,
El agradecimiento a nuestra Madrecita no es solo un acto de cortesía, sino uno de los rituales más poderosos y significativos en nuestro culto. La gratitud abre las puertas a mayores bendiciones y fortalece nuestro vínculo sagrado con nuestra Señora.
Esta oración especial de agradecimiento debe realizarse idealmente los días lunes o viernes, considerados propicios para la comunicación con nuestra Niña Blanca. Es importante presentarse ante su altar con el corazón sincero y las ofrendas prometidas.
ELEMENTOS NECESARIOS
Flores frescas (del color correspondiente al favor recibido)
Una veladora nueva
Incienso de copal
Las ofrendas prometidas
Un vaso de agua fresca
Copa con mezcal o tequila
Tabaco o cigarro
ORACIÓN DE GRATITUD A LA SANTÍSIMA MUERTE
Mi Niña Blanca adorada,
mi Madrecita poderosa,
vengo hoy ante tu altar sagrado
con el corazón rebosante de gratitud,
con el alma llena de reconocimiento.
Porque nunca me has abandonado,
porque siempre me has escuchado,
porque tus milagros me han salvado,
te traigo estas humildes ofrendas
como prueba de mi agradecimiento eterno.
Por cada lágrima que secaste,
por cada puerta que abriste,
por cada camino que enderezaste,
te entrego mi devoción completa,
te renuevo mis promesas sagradas.
Aquí están las flores prometidas,
aquí está la veladora ofrecida,
aquí está mi corazón agradecido,
cumpliendo como devoto fiel,
pagando las mandas prometidas.
Y para demostrar mi gratitud infinita,
me comprometo ante tu altar:
a compartir tus milagros,
a difundir tu poder,
a traer más almas a tus pies,
a nunca negar tu ayuda,
a ser testigo de tus bondades.
Que cada paso que dé en la vida
sea un testimonio de tu poder,
que cada respiro que tome
sea una alabanza a tu nombre,
que cada día de mi existencia
sea una ofrenda a tu grandeza.
Gracias, mi Muerte querida,
por escuchar mis súplicas,
por cumplir mis peticiones,
por proteger mi camino,
por bendecir mi destino.
Aquí me tendrás siempre,
como tu hijo/a más agradecido/a,
como tu devoto/a más fiel,
hasta el último día de mi vida.
Así sea, mi Santa Muerte.
(Después de la oración, compartir las ofrendas, encender el tabaco, rociar el mezcal y dejar que la veladora se consuma por completo. Es importante mantener el altar limpio y las flores frescas por al menos siete días.)
Recuerden, hermanos, que el agradecimiento sincero es la llave que abre la puerta a nuevos favores. Nuestra Santísima valora especialmente a quienes saben reconocer y agradecer sus bendiciones.